Jóvenes, formación y vocación: el futuro del acero laminado
Desde hace unos años, Arania busca mostrar su atractivo a los jóvenes para captar talento a través de diferentes programas junto a instituciones y centros formativos. Hacen falta estudiantes con vocación industrial, sobre todo mujeres. Las empresas encuentran serias dificultades para incorporar técnicos especializados para el sector industrial, y el ámbito de la transformación del acero no es ajeno a esta cuestión. Ahora, el objetivo consiste en fomentar la vocación y hacer ver a los estudiantes que la formación profesional abarca mucho más de lo que a priori parece: se trata del futuro de la industria.
La industria y los jóvenes comparten un destino: representan el futuro del desarrollo económico y social. Durante años, el objetivo marcado por gobiernos e instituciones rezaba que en 2020 España tendría una contribución del sector industrial del 20% al PIB. Dejando la pandemia al margen, la aportación total de la industria al PIB se limitó al 14,86% en 2020, incluyendo la energía. Sabemos que la industria representa el futuro. Entonces, ¿por qué las empresas tienen dificultades en encontrar profesionales con vocación industrial? ¿Por qué los jóvenes prefieren otras carreras aun conociendo el valor insustituible de la industria?
En muchas ocasiones, los estudiantes sufren un choque de expectativas al llegar a las empresas, en buena medida porque desconocen las competencias y pautas de comportamiento que se esperan de los futuros trabajadores, y porque carecen de la necesaria orientación a los resultados que se les demandará. El objetivo de Arania es revertir esta tendencia, acercando la industria del acero a los jóvenes a través de diferentes programas en colaboración con instituciones, centros formativos y agrupaciones empresariales.
El sector del acero no está dispuesto a renunciar al mejor talento. Juan Ramis, gerente de Arania, hace referencia a ese relevo generacional necesario también para acometer la transformación en términos de eficiencia y sostenibilidad que encara el sector. “El futuro son los estudiantes. La transformación que necesitamos en los próximos 15 o 20 años tiene que venir de la mano del talento joven, son ellos quienes tienen que liderar esos cambios.”
El objetivo consiste en fomentar la vocación y hacer ver a los estudiantes que la formación profesional y los oficios industriales abarcan mucho más de lo que a priori parece. Es decir, hay que alejar la tradicional idea de la fábrica oscura y ruidosa y fomentar aspectos clave para el futuro como la digitalización, la aplicación de nuevas tecnologías en la industria, la posibilidad de crecimiento profesional en el seno de sectores y empresas punteras…
Proyectos como #IndustriaErronka, el Día de la Industria, o los programas de visitas a la planta de Arania son algunos ejemplos que tratan de trasladar el contexto industrial a los centros educativos superiores, de manera que se fomenten las habilidades que serán más demandadas en el futuro. Sobre todo se trata de concienciar sobre el papel clave de las nuevas generaciones en el devenir de la industria, especialmente en un sector obligado a renovarse a diario como el del acero laminado.
Con estas iniciativas, Arania quiere jugar un papel clave en la atracción del talento al sector del acero, y más específicamente en la atracción del talento femenino o mujeres con perfiles STEM a esta industria (educación que combina las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), donde históricamente los puestos técnicos han esto asociados al género masculino. En este aspecto, Arania lleva años trabajando para revertir esta tendencia, especialmente a través del compromiso con la formación profesional, que es la mejor herramienta para construir un ecosistema industrial igualitario y con visión de futuro, indispensable para seguir creciendo y garantizar el porvenir industrial a largo plazo.
El principal motivo es que los estudiantes siguen eligiendo la opción del Bachillerato de modo mayoritario, a diferencia de lo habitual en otros países europeos donde la FP tiene un peso mayor que en España. En particular, pese a las buenas intenciones y los esfuerzos de las administraciones para dar a conocer la utilidad de la formación profesional dual, tanto entre empresas como entre estudiantes, el número de alumnos matriculados en ese tipo de estudios, pese a crecer, sigue situado en cifras muy modestas.
Para una empresa industrial volcada en un sector clave como es la transformación del acero, la formación profesional dual es una herramienta clave para garantizar la sostenibilidad futura de una multitud de actividades altamente especializadas. Por lo tanto, muchas empresas consideran que debería haber más formación práctica en la FP y una mayor diversidad de titulaciones, a pesar de la ya amplia oferta actual. Los distintos programas y experiencias llevadas a cabo demuestran que las ventajas de la formación dual más o menos compensan los costes de las empresas para implicarse en ellas, y desde luego a la larga representa un valor de futuro que es necesario seguir desarrollando.